Hace escasas horas que
Joseph Ratzinger, el
Papa Benedicto XVI, estuvo de visita pastoral en Barcelona y consagró el templo de la
Sagrada Familia, siendo considerada ya una basílica, por lo que se podrá oficiar misa los domingos y se podrá casar y bautizar en ella, entre otras cosas. Por un día Barcelona y la Sagrada Familia han sido un gran foco mundial de atención y millones de personas han podido admirar la belleza de dicho templo y de la ciudad en general. Yo como
agnóstico no he estado impaciente esperando al Papa ni se me ha pasado por la imaginación ir a verle por las calles de BCN, pero he de reconocer que no me molesta que el jefe de la iglesia católica visite mi país o mi ciudad. Los motivos son claros para mi, los ciudadanos catalanes/españoles tenemos una tradición cristiana desde hace siglos, nuestra culrura proviene de dos fuentes fundamentales:
de la antigua Roma, que entre otras cosas nos propició un idioma común, y también de la aceptación del
cristianismo como religión mayoritaria. Esto es innegable y hoy en día casi todos estamos bautizados, por lo tanto somos católicos creamos o no, hacemos la comunión y celebramos la Navidad, ponemos belenes y cantamos villancicos y por supuesto queremos vacaciones en Semana Santa, por poner varios ejemplos de nuestra tradición cristiana. Por esto, por respeto a nuestras tradiciones y costumbres adquiridas durante siglos no me parece mal que el Papa de Roma y de nuestra religión venga de visita oficial a Barcelona y se le reciba con todos los honores y con fervor popular en las calles por parte de los miles de católicos creyentes que hay en nuestro país. Aunque hay muchas sombras en el papel de la iglesia en la historia de España, como por ejemplo la inquisición, la expulsión de los judios de España o más recientemente el papel de la iglesia apoyando el régimen de Franco, o actualmente la posición ultra conservadora en aspectos como la utilización del preservativo, o la aceptación de la homosexualidad por ejemplo, o los casos escandalosos de pederastia, esto no justifica la actual corriente anticlerical que vivimos hoy en día, dónde todo lo que huela a catolicismo o iglesia es denostado, repudiado e insultado, haciéndose mofa y burla en bastantes casos de la figura del Papa e incluso de Jesucristo. Acepto fervientemente la crítica más dura contra los errores que se cometen en el nombre de Dios y de la iglesia, y por supuesto exijo la separación entre iglesia y estado, faltaría plus, pero los ataques que se lanzan contra el cristianismo y contra el catolicismo desde algunos sectores me parecen equivocados y excesivos. Con este boom de laicismo de pega, con esta corriente anticristiana, con esta pose anticatólica que se está sentando en capas altas de la sociedad pero que luego no es capaz de hacer ni una sóla crítica al islamismo radical que pone bombas, lapida a mujeres o cuelga a homosexuales, corremos el riesgo de ir perdiendo nuestras señas de identidad de raiz cristiana forjadas y aceptadas durante siglos e ir asumiendo en el nombre de la tolerancia y del respeto que se vayan imponiendo otras tradiciones que nada tienen que ver con nuestra historia ni nuestra cultura. Así que si es por mi que el Papa de Roma venga cuando quiera... y que conste que aquí nadie ha hablado de
creer en Dios, eso es otro tema diferente.
Símbolo del agnosticismo
